02 octubre 2017

¿QUÉ LES PEDIRÍAMOS A LOS CANDIDATOS (AS)?



Con un estimulante #EnPedirNoHayEngaño, el Observatorio de Políticas Culturales ha lanzado una ofensiva en redes sociales para rankear del 1 al 9 las solicitudes que el mundo de la cultura debe hacer a los 8 actuales candidatas y candidatos a la Presidencia de la República. Una por cada postulante y una novena de "libre disposición". Un avance si pensamos que en 1998 las demandas que llegaron al poco después electo presidente, Ricardo Lagos, fueron 120 (como el vino). Al menos la primera de ellas: crear el CNCA y varias más, fueron cumplidas en su sexenio.


Me permitiré recoger el guante y exponer, justificando, mis preferencias.

En primer lugar, la ya presentada Ley que crea el Consejo Nacional de las Artes Escénicas. Ha sido un trabajo minucioso del mundo del teatro, la danza, el circo y los titiriteros, bien acogido y orientado por el CNCA y que tiene la siempre bienvenida sonrisa de los rostros de cine, TV y teatro cuando se reúnen los parlamentarios a analizarla. Contiene los mismos principios legislativos de sus pares de la música, la lectura y el audiovisual, es decir, crear un fondo de recursos y un consejo participativo que los asigne. No debiera, por tanto, tener mayores dificultades y ser el primer logro legislativo en el campo cultural del próximo gobierno. Bueno, bonito y rápido...

El segundo preferido es la actualización de la Ley de Monumentos. Una legislación atrabiliaria que no resiste dilación. Es un lugar común que las declaraciones de monumentos son "un cacho" y que se han utilizado como medida agónica para salvar algunos emblemáticos edificios de la retroexcavadora. Con un nuevo Servicio Nacional del Patrimonio, descentralizado y por ende, con Directores Regionales con poder, están dadas las condiciones para que se perfeccionen, amplíen criterios y aceleren las futuras declaratorias de monumentos. No auguro un debate legislativo -de entrar pronto a esas aguas- sencillo pues en este terreno hay discrepancias respecto del concepto de patrimonio entre los diferentes sectores políticos. Podría ser la ley que aúne y logre consenso, pero no pensemos que será rápido.

En tercer lugar propongo preocuparse de la incorporaciòn de la educación artística en los programas de educación, más que en la "reforma educacional" que es una caja de sastre que contiene muchas agujas e hilos diferentes no siempre combinados. Hace poco, en una reunión de Espacio Público, precisamente con una de las candidatas destinatarias de este casi decálogo, un académico afirmó con convicción que -dados la cantidad de docentes en formación y la baja de la población en edad escolar- pronto "sobrarían" profesores. Extraordinaria oportunidad para reclutarlos para la enseñanza de las artes, alcanzando así dos pájaros de un solo disparo: bajar la eventual cesantía docente y aprovechar su vocación formativa para transmitir conocimientos y práctica de artes y cultura.

La cuarta prioridad es la que dice relación con el mejoramiento de las condiciones laborales de creadores, intérpretes y gestores. Es obvio que no es una solo legislación sino un paquete de medidas que hoy están, o no, en diferentes leyes. Hay aspectos de salud, de previsión, de casas de retiro, de impuestos, de horarios de trabajo y descanso, de protección ante la robótica... Sin descartar la discusión que se abrirá sobre la protección del "producto nacional", frente al extranjero. Una temática tan delicada como urgente. Por tanto, no tomará poco tiempo. 

La quinta prioridad, es para mí el punto 9: otros. Crear un Consejo Nacional de la Infraestructura y la Gestión. A semejanza del de artes escénicas, con un fondo para apoyar la gestión, mantención, estudios, compartir experiencias y programaciones, de los grandes y no tan grandes espacios culturales que en los últimos años han poblado nuestro país, sea con vocación nacional, regional o local. Y un consejo participativo de la sociedad civil, administradores de espacios y públicos usuarios que asignen dichos recursos. Una ley simple, de fácil consenso, si los involucrados "se ponen las pilas".


Con estos cinco aspecto ya tenemos para un gobierno de cuatro años.


Quedan para otra oportunidad la Ley de cuotas para el cine chileno, un aspecto que ha sido cuestionado en la llamada ley del 20% para la música, con resultados dudosos; la incorporación de derechos culturales en la Constitución, lo que implica definir si estamos entendiendo "derecho a la vida cultural" como lo consagra la Declaración Universal de Derechos Humanos de la ONU o unos sospechosos derechos culturales que han avanzado terreno en algunos círculos, que fueron afortunadamente desechados en las discusiones al respecto, llevadas adelante en la Convención del CNCA.

Si queremos poner la carreta delante de los bueyes... esto es que se fije primero un monto de dinero y luego veremos cómo gastarlo (el 1% del PIB), es no conocer ni de cerca a un Ministro de Hacienda ni a un modesto encargado de presupuestos, que dirán siempre: "traiga primero en qué lo va a gastar y luego veremos cuánto tengo y cuánto le puedo dar".

Bueno y pensar que he cambiado mi posición respecto del IVA del libro (punto 1) es tampoco conocerme.  Este aspecto ya se resolvió en 2003, cuando se aprobó la Ley de Fomento del Libro y la Lectura, que ha resultado bastante bien y que ya tiene un Plan Nacional de Lectura 2015-2020 que causa envidia en países vecinos y ha llamado la atención del propio CERLALC, organismo de Naciones Unidas que nos asesoró para aprobar la Ley.

En síntesis, cinco puntos para apoyar desde el mundo de la cultura y por cierto queda aun espacio para la creatividad de los señores y señoras candidatos.

Es justo.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario