21 julio 2015

BUSCANDO FUTURO, MIRANDO NUESTRA HISTORIA


No parece haber dos opiniones respecto de que, como país, estamos pasando momentos complejos, de búsqueda se puede decir, si lo miramos en positivo. Mientras muchos parecen no advertir la magnitud de la crisis, otros prefieren seguir avanzando aunque haya poca claridad del destino. Sin embargo -afortunadamente- no faltan quienes miran hacia el pasado para poder encontrar la llave del futuro. Sorprende que en los primeros lugares de los libros más vendidos aparecen textos de historia, mientras la mayores editoriales están empeñadas en difundir novedosas formas de acceder a nuestro pasado.


La senda esta vez la abrió un libro que recoge los testimonios de José Miguel Varela, un abogado de Concepción, que conociendo del heroísmo de los marinos chilenos en el Combate Naval de Iquique, resolvió enrolarse, en 1879, en la caballería chilena, pasando a formar parte, como alférez, del Regimiento Granaderos. En esa condición fue enviados a Antofagasta primero, desde dónde protagonizó diversos episodios de la guerra del Pacífico incluida la ocupación de Lima, dónde llegó a ser nombrado Director de la Biblioteca Nacional y jefe, por tanto, del escritor peruano Ricardo Palma, su subdirector, con quién trabó un interesante duelo por los volúmenes que sobrevivían en esa biblioteca, en la que Palma permaneció detenido por las fuerzas de ocupación que encabezaba el contralmirante Patricio Lynch.
Su condición letrada llevaron  a Varela -según el relato que redactó el periodista Guillermo Parvex, que a su vez lo heredó de un abuelo, amigo de Varela- a diferentes posiciones como juez, auxiliar sanitario o funcionario público, lo que le permitió advertir las atrocidades de la guerra, sin dejar de mostrar su sensibilidad hacia la cabalgadura que lo soportaba en la lucha y en el descanso.
Después de regresar a Chile fue destinado al Húsares de Angol, un regimiento que debía enfrentar tanto las incursiones argentinas como de bandidos chilenos abandonados por su país luego de la guerra del norte, como de fuerzas mapuche.
La tercera guerra de la que se reconoce veterano fue el sangriento enfrentamiento civil entre balmacedistas y anti balmacedistas, que culminó derrotado como todo el Ejercito chileno, humillado por la Armada sublevada con apoyo de la oligarquía.

Este libro, -que recuerda la amenidad de Jorge Inostroza en Adiós al Séptimo de Línea, y la cercanía del testimonio directo de Crónica de la Pacificación de la Araucanía, de Leandro Navarro- revela que Chile pasó su primer siglo de vida en guerras y que las causas de las mismas fueron diversas y acarrearon consecuencias que hasta hoy nos persiguen. No otra cosa son el conflicto mapuche que continúa como una herida abierta y las disputas vecinales con Perú y Bolivia que ocupan a juristas del mundo.

Otro texto que se encarama entre los más vendidos es Historia secreta de Chile, de Jorge Baradit sobre episodios selectos que se entregan con la pasión y la atmósfera de como, aparentemente, sucedieron. Nuevamente la guerra del Pacífico está presente en el estremecedor texto sobre el Combate de la Concepción y el singular destino de los corazones de varios de los soldados allí descuartizados por montoneras peruanas.

Pero hay más, los misterios del Cristo de mayo, el reino francés en la Araucanía, la suerte del cadáver de Manuel Rodríguez o el espiritismo de Arturo Prat, son otros episodios que buscan lograr el acercamiento a la historia de Chile que el momento actual parece aconsejar. También hay más recientes como la conspiración de la virgen de Peñablanca o la internet de Allende

Para más detalle, dos historiadoras de la Universidad Católica -Barbara Silva y Josefina Cabrera- decidieron escoger un episodio histórico de un día de todos los años del siglo XX. Así es como aparecen historiados, por ejemplo, el Plebiscito del 5 de octubre de 1988 con el histórico titular Corrió solo y llegó segundo; la inauguración del edificio UNCTAD, después Gabriela Mistral; el mundial de fútbol de 1962; el terremoto de Valparaíso del 6 de agosto de 1906; la creación de la Vicaría de la Solidaridad, el 1º de enero de 1976 y otros 95 capítulos del libro: Chile, cien días en la historia del siglo XX. Incluye además episodios culturales como la inauguración de la carpa de Violeta Parra en La Reina; el estreno de  Alturas de Machu Picchu, de los Jaivas, o la primera versión de La voz de los ochenta.


Más que hacer crítica de estos libros recientes, interesa reflexionar sobre la favorable recepción que han tenido, primero en el mundo editorial y luego entre los lectores.
Lo primer es recordarnos -nunca está demás- que aunque sólo tenemos poco mas de doscientos años como nación independiente, tenemos historia que, si la conocemos, puede iluminarnos. Que no es cierta esta malhadada tendencia a creer que todo comienza de cero cuando determinado grupo llega al poder, que tanto daño ha causado.
Cabe plantearse, además, la hipótesis de que frente a un presente poco auspicioso, parece sensato replegarnos sobre nuestro pasado reciente, y no tanto, para buscar las claves que nos permitan volver a mirar el futuro con optimismo.

Entonces podremos encontrar aquellas gestas de las cuales podemos sentirnos orgullosos, las que costaron tanto trabajo y no merecen arriesgarse y aquellas otras -como las guerras internas o externas- de las cuales sólo corresponde acordarse para hacer todo lo posible por impedir su repetición.

Porque lo que finalmente enseña la historia es que tenemos un pasado común que nos une y nos amalgama.

Por ahora, un buen paso sería leer estos libros y probar reconocernos en lo que relatan.

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