17 marzo 2009

PAULINA URRUTIA, TRES AÑOS DE GESTIÓN

Cuando durante el crudo invierno de Boston, en 2006, recibí en mi oficina del David Rockefeller Center de la Universidad de Harvard, una larga entrevista a Paulina Urrutia -Artes y Letras de El Mercurio, 12 de marzo 2006- la primera que daba como flamante Presidenta del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, no dejé de sorprenderme. Gratamente. Primero por su designación, que consideré feliz, luego por el sentido de sus declaraciones.

Llamó la atención que se refiriera al desarrollo de audiencias: “Hemos apoyado la producción de obra, pero ahora tenemos que hacer la conexión con las audiencias. Lo que significa fidelización de audiencias de espacios específicos, pero también programas de formación de juicio crítico de los espectadores. Dentro de los desafíos que tenemos claros, están la formación de audiencias y el desarrollo de una crítica especializada que nos permita dar códigos de lectura a la gente… hasta hoy, la única manera en que se ha pensado la integridad en el desarrollo cultural se traduce en que el artista que quiere hacer algo, lo haga. Pero es necesario invertir en que la gente pueda leer y comprender lo que hacemos. Hasta aquí no tenemos asignación de fondos en programas de ese tipo y tenerlo significa confianza e inversión en un plan de desarrollo que recaiga en la ciudadanía y que convierta lo que se ha generado artísticamente en vida cultural. Eso requiere un camino político que hace falta recorrer”.

Este desafío de inicios de período, parece una buena vara para evaluar lo que ha acontecido en estos tres años. Sobretodo porque es una tarea auto impuesta, dentro de los parámetros fijados por el Directorio del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes en el marco de las políticas culturales 2005-2010.

No parece justo, por otro lado, juzgarla por decisiones que escapan a su total control, como es el hecho de haber tenido ¡cuatro Subdirectores nacionales! en tres años. Una –Paula Quintana- fue nombrada Ministra, otro -Arturo Barrios- optó por una pre candidatura anunciada. Parece imposible que la capacidad administrativa de su servicio público no se resienta con tamaña rotativa.

Tampoco es adecuado el discurso de los gremios artísticos que, una vez más equivocan al camino al esperar que porque una de ellos llega al máximo escalón de la institucionalidad cultural, sus reivindicaciones corporativas van a recibir especial atención. Por el contrario, la obligación de ésta y toda autoridad es velar por el bien nacional y de los intereses de todos los vinculados a la cultura y al arte: creadores, intérpretes, públicos y administradores.

Más acertada parece ser la crítica establecida respecto de la lentitud de los avances legislativos: el Instituto del Patrimonio, la nueva legislación de Premios Nacionales y la modificación a Ley de Propiedad Intelectual parecen entrampados en la maraña legislativa, sin atisbos de salida pronta. Cabe sólo cuestionarse cuánto de esto se debe a los propios Parlamentarios y cuando a la condición de dependencia que el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes tiene, en estos aspectos, del Ministerio de Educación y por cierto, como todos, del Ministerio Secretaría General de la Presidencia.

En lo que depende propiamente de ella y de su cartera, la Ministra Urrutia parece haber aprobado el trienio. En popularidad, la encuesta de ADIMARK-GFK la dio como la ministra con mayor aprobación del gabinete en sucesivas muestras de septiembre y octubre de 2008, superando incluso a los fogueados ministros Foxley, Velasco y Vidal. No existen nuevas encuestas que la midan debido al criterio de “rotación” que la empresa aplica a los ministros sectoriales.

Otra área que pertenece en propiedad al Consejo son sus fondos concursables. Al respecto, la ONG Participa realizó en abril de 2008 un estudio comparativo de subsidios públicos, considerando los 5 fondos del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, el FOSIS, Chile deportes e INDAP. El mejor calificado por este estudio es el FONDART, y el tercer lugar lo ocupa el Fondo Nacional de Escuelas y Liceo Artísticos. De 23 subsidios estudiados, los cinco fondos de cultura ocupan 5 de los seis primeros lugares. Es decir, son lejos los mejor calificados más allá de los consistentes incrementos que año a año reciben dichos fondos concursables, lo que podría atribuirse adicionalmente a una buena voluntad de Hacienda, que no suele gastar pólvora en gallinazos…

Dónde la Ministra Urrutia definitivamente puede ganarse medallas es en el tema de la Infraestructura Cultural. Un programa impecable que eleva su presupuesto en un 128% y recibe $10.089 millones para la gestión de 2009, que se invertirán en un total de 65 Proyectos de centros culturales para ciudades de más de 50 mil habitantes. Tanto así que la buena acogida por parte de la población de estos planes ha llevado a municipios de los llamados “ricos” de Santiago a iniciar una peligrosa escalada de creación de espacios culturales sin considerar previamente los planes de gestión que caracterizan y obligan a los proyectos públicos.

En este mismo terreno, Urrutia ha contribuido a destrabar un proyecto emblemático como la ex Cárcel de Valparaíso que agonizaba enceguecido por los destellos de “starquitects” extranjeros; ha conducido con mano firme el retorno al diseño original del CCPLM, alejándolo de sueños de grandeza y poniéndolo al servicio de tesoros nacionales que languidecen en bodegas, museos y templos; lleva con especial preocupación la tarea de construir en el amplio sentido de su gestión, el nuevo Centro Cultural Gabriela Mistral, y ha tenido el buen criterio de presentar al ganador Centro Cultural Estación Mapocho al Premio reina Sofía de Conservación Patrimonial.

También entre sus activos, puede considerarse el ordenamiento de la Trienal de Artes Visuales que pasó de un caos mayor del que es aconsejable a una aceptada curatoria de Ticio Escobar, actual Ministro de Cultura de Paraguay.

Siguiendo con la gestión internacional, Urrutia ha sabido tanto brillar con luz propia en el anuncio con el Presidente Rodríguez Zapatero de la realización del Congreso Internacional de la Lengua, en marzo 2010, como ostentar un aconsejable bajo perfil durante la tormentosa visita gubernamental a Cuba que terminó por opacar una discreta feria del libro que destacó más por los ausentes que por los presentes.

En este mismo terreno, bajo su mandato, el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes chileno se afilió a la más importante federación internacional de sus pares: IFACCA, que por lo demás acaba de reunir a su Directorio en nuestro país, por segunda vez en América Latina.

En materia de sensibilidad con el entorno de cara a la crisis económica, la Ministra ha declarado a la prensa que
“nos estamos esforzando para tener una ejecución presupuestaria, esto es, gastar la plata en el primer semestre, especialmente en el trabajo con la comunidad, donde el énfasis no esté puesto en la creación individual, sino en la producción asociativa. El arte puede contribuir generando trabajo".

Es que la Ministra sabe que cuando hay crisis, la cultura y el arte no son prioridades. Mal se podrán crear audiencias si la primera preocupación de la gente es tener trabajo.

Una actitud consecuente.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario