14 abril 2007

DINERO Y CULTURA

(Artículo de Claudia Heiss en el Diario Financiero. 24 de noviembre 2006)

La estructura política e institucional parecen determinantes en la forma como las distintas sociedades enfrentan el financiamiento del arte y la cultura. Así se desprende del nuevo libro del periodista y sociólogo chileno Arturo Navarro “Cultura: ¿quién paga? Gestión, infraestructura y audiencias en el modelo chileno de desarrollo cultural” (RIL editores, 2006). El texto es fruto de una estadía en la Universidad de Harvard que permitió al director del Centro Cultural Estación Mapocho revisar los modelos de desarrollo cultural predominantes en el mundo y ubicar a Chile en ese contexto. El autor distingue cuatro modelos principales según el papel del estado en el financiamiento del arte y la cultura: facilitador, patrocinador, arquitecto e ingeniero. Estas categorías se sitúan, a su vez, en un continuo que va desde la sociedad más liberal hasta la más intervencionista. En EE.UU. el estado facilitador genera incentivos tributarios para el financiamiento privado de la cultura. En Cuba y la ex URSS, por el contrario, el estado controla casi completamente la producción cultural. Entre medio se encuentran el estado patrocinador, predominante en Gran Bretaña, y el modelo francés del estado arquitecto. ¿Y Chile? Es la pregunta que motiva el grueso del texto. El autor ofrece un detallado recorrido por la historia de la institucionalidad cultural desde el Teatro Municipal al Centro Cultural Palacio de la Moneda, con un análisis en torno a la gestión cultural, la infraestructura, los fondos concursables y el papel crucial de las audiencias. La Universidad de Chile, la DIBAM y la Editorial Quimantú ilustran una fuerte presencia pública que se ve interrumpida por el golpe militar. El libro analiza las políticas culturales post 1973 y las nuevas políticas de la Concertación. Para este último periodo, se centra en el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes y el Centro Cultural Estación Mapocho. Navarro concluye que el financiamiento cultural del Chile de hoy combina elementos de los modelos facilitador, patrocinador y arquitecto, donde conviven una fuerte inversión pública en infraestructura con consejos autónomos y gestión cultural privada. Aunque su evaluación es positiva, reconoce la importancia de promover una tradición filantrópica que hasta hoy no ha existido en el país y destaca, sobre todo, la necesidad de generar debate y reflexión en torno al financiamiento de la cultura.

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